Eduardo Sánchez Santamaría (el "Tío Simón")

Gustavo Martínez Sánchez

(Posted by RMA)

Eduardo Sánchez Santamaría nació en Gátova el 5 de Enero de 1914 en la calle Segorbe número 14. Hijo de Miguel Sánchez Berga y Primitiva de Santamaría. Fue el menor de siete hermanos de los que sólo sobrevivieron tres: La tía Carmen (madre de Ángel), Rafael (fallecido poco después de acabar la guerra) y Eduardo que se llevaba veinte años de diferencia con su hermana mayor. 

Foto de la primera comunión de Eduardo.

Recibió el apodo de “Simón” porque su abuelo se llamaba así. Como la mayor parte del pueblo fue una familia muy humilde y pobre y, una vez acabada la edad escolar, tuvo que ponerse a trabajar desde muy joven para ayudar económicamente en casa, lo que no impidió que desde niño despertara en él una afición que fue su verdadera pasión a lo largo de su vida: La música. Tomás Torrent Alcocer (abuelo de Indalecio) fue quien, a los trece años, le dio las primeras clases de solfeo, y también fue el encargado de juntar las dos bandas de música (anteriormente separadas) en una. Existe una fotografía de la banda fechada en 1929 en la que aparece Eduardo con quince años,  en primera fila, con un  trombón de pistones.

  La banda de música en la puerta de la iglesia el 17/01/1929 con sus nombres. Foto de la Hermandad.

A los veinte años mantuvo un noviazgo con Balbina Romero pero, dos años más tarde, al iniciarse la guerra civil, fue llamado a filas por el ejército Popular de la República y  destinado al frente de Teruel. Marchó con el tío Jaime “el del estanco”, eran muy amigos, y con varios más. Tuvo que luchar en la sierra de Javalambre con la 64ª Brigada Mixta, en los alrededores de Manzanera.

Cerro El Cabezo, en Manzanera. Uno de los frentes de la Guerra Civil en la sierra de Javalambre.

En una de las batallas una bala le hirió en el brazo derecho y lo trasladaron a un rústico hospital de la retaguardia en la aldea de La Cuevarruz. Un familiar de Torres Torres lo llevó en un camión hasta Gátova para que se recuperara de la herida. Semanas después, una vez repuesto, tuvo que volver de nuevo al frente. Cuando Gátova fue bombardeada, su novia Balbina estaba junto con varias amigas en un corral en lo alto de la calle Segorbe, frente al “barranquico”. Una de las bombas impactó en la escoladera, detrás del lavadero (todavía se ve el orificio) y, de la onda expansiva, cayeron todas las amigas sobre Balbina y se lastimó la pierna, la herida llegaba hasta el hueso. De esa herida nunca se terminó de recuperar teniéndola que llevar en numerosas ocasiones a curar a Valencia.

Un año después de que finalizara la guerra, en 1940 se casó con Balbina y se fueron a vivir a la calle el Corzo. Ya con Franco en el poder, Eduardo, como otros muchos de su quinta, tuvo que cumplir el servicio militar obligatorio y fue destinado al Norte de África, a Tetuán y Larache.

No tuvo más que remedio que preparar el petate y marchar, pero se llevó consigo también el bombardino. Allí entró en la banda militar y cayó en gracia a un capitán al que le ofrecía serenatas con el bombardino, solía contar que “allí hizo más semicorcheas que pelos llevaba en la cabeza” y se libró de muchas guardias. Aquella zona era peligrosísima para los soldados en aquellos años, sobre todo al caer la noche, no era raro que los moros asaltaran las alambradas y asesinaran a algún soldado. En los dos años de servicio militar apenas tuvo tres o cuatro permisos para volver a Gátova y ver a su familia y a su mujer.

La banda militar donde Eduardo tocó el bombardino. Está sentado en la primera fila con el bombardino.

Cuando volvió de la mili, en 1943, Eduardo y Balbina fueron padres de una niña a la que llamaron Amparo. Desgraciadamente Balbina, dos meses después de dar a luz, sucumbió a la (más que probable) septicemia que sufría por la vieja herida y falleció. Su hija también murió nueve días más tarde.

Boda de Eduardo y Maria.

En 1946 se casó con su cuñada, María Romero, se tenían mucho aprecio tras los años de enfermedad y sufrimiento compartidos junto a su hermana. María se casó de negro, todavía estaba de luto. María tuvo dos abortos antes de tener a su hija Maricarmen, y tres años más tarde, a Eduardo que nació prematuro, sietemesino. Era tan pequeño que lo metían en una caja de zapatos con algodón.

Eduardo continuó trabajando en los oficios más variados: Labrador, jornalero, en la almácera de aceite de la “tía Pilarica” (actualmente carnicería Sofía) y en la de Eduardo Tello de la calle las Eras. También trabajó en la obra. Mientras construían el cine “Ideal” tuvo la desgracia de caer de un andamio y se rompió la pierna, de este accidente le llevó semanas recuperarse.

Mientras tanto no dejaba nunca de lado (en la medida de lo posible) su afición por la música.

La banda de música en la plaza vieja. Finales de los años 40 aproximadamente.

Un amigo de Valencia lo llamaba en reiteradas ocasiones para tocar en una orquesta en Valencia, incluso llegó a tocar en Barcelona con Xavier Cugat, un músico conocido internacionalmente por interpretar música cubana. Pedro Sánchez “Florencio” fue quien, a finales de los años 50 le incitó a unirse al Circo Americano porque le hacía falta una tuba o un helicón. Eduardo no se lo pensó dos veces, se compró un helicón y marchó con ellos. Recorrió toda España y parte de Portugal y, aún entre el ajetreo de los viajes y las actuaciones, se ganaba un dinero extra cortándoles el pelo a los enanos del circo y a los músicos, incluso se ocupaba de cocinarles.

Fotos del Circo Americano tocando el helicón. En una de las fotos también aparece Samuel tocando el trombón de varas. En la caravana de la última foto era  donde dormían, comían y se trasladaban de una capital a otra.  

Estuvo un total de seis “Tournées” o temporadas. Al volver al pueblo, con el dinero ahorrado, pudo obrarse parcialmente la casa en la calle Segorbe 2, que en aquellos años era un solar puesto que allí había caído una de las bombas en la guerra civil.

Unos amigos de Catarroja contactaron con Eduardo tiempo después para que tocara junto a ellos en el famoso espectáculo toreo-musical “El bombero torero”, en él aparecían enanos vestidos de bomberos que hacían acrobacias con las vaquillas. Recorrieron buena parte de las plazas de toros de Sudamérica (Colombia, Venezuela, Perú…) No pudo llevarse consigo el helicón al no poderlo embarcarlo en el avión debido a su tamaño y se encargó de tocar el bombo. Era un show del padre del famoso humorista Arévalo.   

El espectáculo “El bombero torero” con el que Eduardo recorrió muchos países de Sudamérica.

Tiempo después volvió esporádicamente con el Circo Americano con el helicón, en uno de los viajes lo acompañó Vicente Romero y Samuel.  Mientras estaban en Madrid se rodaba la película “Relaciones casi públicas” protagonizada por Manolo Escobar y Concha Velasco y parte del film transcurre en el circo junto a la orquesta de música llegando a aparecer en varias escenas. En uno de los descansos, entre las tomas de la película, los músicos hicieron una paella e invitaron a los dos protagonistas y la compartieron con ellos en la más perfecta armonía.

  La paella que Eduardo, Samuel y los músicos del Circo Americano compartieron con Manolo Escobar y Concha Velasco mientras rodaban la película “Relaciones casi públicas”. Año 1967.

Por aquellos años, en Gátova, Eduardo y un grupo de músicos crearon la “Orquesta Carraixet” para amenizar los domingos en el pueblo. Sus componentes fueron:

Trinitario: Saxo tenor   Antonio Melchor: Saxo

Rafael (marido de Adela): Trompeta     Rafael “Panadero”: Clarinete

Vicente Romero: Trompeta    Eduardo: Trombón de pistones.

Norberto Romero: Bombardino  Rafael “de la taberna”: Clarinete y saxo.

A la batería, que llamaban: Jazz band, se turnaban tres hermanos: Arturo, Trinitario y Carlos.

Al principio no tenían nada salvo los atriles, las partituras y los instrumentos, pero cuando ganaron algo de dinero pudieron disponer de micrófonos y amplificadores.

Como vocalista de la orquesta podía ser cualquiera que se atreviera a ponerse al frente a cantar, incluso sus hijos recuerdan cantar la canción “Yo vendo unos ojos negros…”

Había muy buenos vocalistas en el pueblo como Valeriano, Jose María “Platanito”, Ángel “panadero” y Luís. Tocaban los domingos en el desaparecido trinquete (frente al horno Marín) y cobraban por la entrada. Incluso Rafael Isidro cobraba los derechos de autor y se iba a Segorbe con la lista de pasodobles que habían tocado. También tocaron en la Plaza Nueva (frente al banco) y después en la terraza del bar “La fuente” en la segunda planta, antes de que construyeran el actual edificio. La pista de baile se situaba entre el bar y la fuente de los caños. La “Orquesta Carraixet” duro aproximadamente seis años y finalmente se disolvió, ya que se empezaban a organizar bailes en algunas casas y aparecieron los tocadiscos.

La “Orquesta Carraixet” tocando en la plaza

Eduardo, ocasionalmente, empezó a dirigir la banda de música pues los directores Victoriano “Felicia” y Rafael Romero vivían fuera del pueblo. En 1969 el director Rafael Romero (hermano de don Ambrosio) se fue a Chilches y dejó el puesto de director. Eduardo ocupó el cargo. Mientras seguía trabajando en las labores agrícolas e incluso en la apicultura, daba clases particulares de solfeo e instrumento en el comedor de su casa. Incluso su hijo Eduardo, con 15 años, recuerda haber dado clase a Ramón, Adolfo, Sofía y Conchín.

La banda de música junto a la fuente de los caños. Año 1960 aproximadamente. El director era Rafael Romero, hermano de don Ambrosio

A mediados de los años 70 la constante emigración hizo que la banda de música se redujera a apenas una docena de miembros y a punto estuvo de desaparecer. En 1982 la banda logró una subvención y pudieron comprar instrumentos incrementándose el número de músicos. Eduardo empezó a impartir clases dos o tres horas al día sin cobrar, tal era su entusiasmo. Posteriormente se dieron clases en el lugar donde ensayaba la banda, al principio en una casa desaparecida de la Plaza Vieja, en el edificio de Miguel Tano (junto a la entrada del pueblo) y en una de las aulas de la escuela, hasta que finalmente se quedaron en el actual edificio de la Hermandad. La banda  aparte de tocar en las fiestas locales ofreciendo varios conciertos al año, fue muchas veces a tocar a las fallas de Valencia.

  La Sociedad Musical Santa Cecilia  frente al Ayuntamiento. Fiestas de la Merced. Septiembre de 1986.

En el año 1988, en las escuelas, la banda de música grabó un disco: “Música popular de Gátova” acompañado por varias voces de hombres y mujeres del pueblo que interpretaron jotas, la Aurora, Gozos a la Virgen de la Merced entre otras canciones.

Grabaciones en las Escuelas del disco “Música Popular de Gátova”. Año 1988.

En las fiestas de Agosto de 1989, tras un concierto en la Plaza Nueva, Eduardo recibió por parte del Ayuntamiento una placa por su intensa y desinteresada labor al frente de la banda de música. A finales de ese año unos periodistas del diario Levante acudieron al pueblo a entrevistar a Eduardo, considerado por entonces el director de música más veterano de la Comunidad Valenciana y a Indalecio, por entonces presidente de la banda de Gátova.

Diario Levante. Sábado 30 de diciembre de 1989.

En 1991 fue sustituido como director por Miguel Peñarrocha Gil, un músico procedente de Llíria. No obstante Eduardo no dejaba de acudir puntualmente a cada ensayo y cada actuación para ayudar en lo que hiciera falta.

 

 En julio de 1993 Eduardo sufrió una trombosis y falleció a las siete de la mañana del sábado 17 de julio. Las casas de Gátova se quedaron vacías aquella tarde y la práctica totalidad del pueblo, junto con la banda de música que tanto amó, lo acompañó al entierro.

 

  Para quienes lo conocimos siempre nos quedará el recuerdo imborrable de su nobleza y su incansable labor para con la banda de música, las canciones que solíamos cantar, las voces que daba cuando nos equivocábamos: “ ¡La vista delante!”, la larguísima poesía (“Canto a la mujer cordobesa” de J.S.Prieto) que solía recitar en las comidas de Santa Cecilia y que se sabía de memoria…cientos de recuerdos que nos hacen aflorar una sonrisa y a la vez nos provoca un nudo de nostalgia en la garganta…para Eduardo Sánchez “el tío Simón” la vida no tenía sentido sin lo que desde niño lo entusiasmó: la música.

Este artículo hubiera sido imposible de escribir sin la ayuda de sus hijos Eduardo y Mari carmen. Agradecer también a Samuel e Indalecio por aclarar algunas dudas sin resolver.

Gustavo Martínez Sánchez – Gátova, 05/10/2023.

(Posted by RMA - Octubre, 2023)

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4 comentarios

  1. Es increíble y muy bonito está labor de recuperar la memoria de un pueblo y sus habitantes.
    De los documentos tendrás la certeza y del recuerdo tendrás las historias…

  2. Inolvidables mis tios SIMON y MARIA!!
    MUSICO, MUSICO de los pies a la cabeza y a el le siguió sus hijos y nietos.
    Una familia de músicos y grandes voces!

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