

Foto de Ladislas Konarzewski
Tomada en Vera de Bidasoa
“LOS LOBOS DE LA CALDERONA”
LAS PARTIDAS CARLISTAS DE GATOVA. AÑOS 1838 y 1839.
Gustavo Martínez Sánchez
(Montaje de texto y fotos by RMA)
CONTEXTO
La primera guerra carlista fue una contienda que entre 1833 y 1840 enfrentó a los liberales, partidarios de Isabel II, y a carlistas partidarios del infante Carlos María Isidro. Aunque en teoría era una guerra de sucesión al trono tras el fallecimiento del rey Fernando VII en 1833, en realidad fue un conflicto entre dos formas de entender la sociedad: la liberal (isabelina), que pretendía democratizar y modernizar el país, y la absolutista (carlistas), que buscaba mantener una sociedad tradicional, con una monarquía absoluta en donde la iglesia seguiría teniendo un papel muy importante: La defensa a ultranza de los fueros y el rechazo frontal al liberalismo económico, la libertad de comercio e industria y de la propiedad privada libre y moderna.
El carlismo consiguió apoyo especialmente en las zonas rurales del País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña y Valencia. En sus filas se agrupaba parte de la nobleza rural, sectores del clero bajo y medio y una masa popular compuesta por artesanos arruinados, pequeños campesinos propietarios y arrendatarios que se vieron especialmente afectados por las reformas liberales ya iniciadas por Fernando VII.
La guerra se inició con el levantamiento de los carlistas del País Vasco y Navarra. Al principio los carlistas no disponían de ejército regular, pero pronto organizaron la guerra con el método de guerrillas, hasta que el general Zumalacárregui logró formar un ejército de veinticinco mil hombres a la vez que Ramón Cabrera ,“El tigre del Maestrazgo”, empezaba a crear partidas (conjunto poco numeroso de tropa de una región determinada) en Aragón y Cataluña.
Comenzó aquí una auténtica guerra civil que, como las anteriores y posteriores, recibió ayuda internacional en mayor o menor medida. Los carlistas fueron apoyados por Rusia, Prusia y Austria, que les suministró armamento; mientras que el gobierno de Isabel II fue respaldado por Inglaterra, Francia y Portugal.
En aquellos años el equipo militar apenas había cambiado desde la invasión napoleónica y era poco adecuado para el escenario de guerra rápida, guerrillas y contraguerrillas que se iba a desarrollar.
Las tropas gubernamentales, también llamados isabelinos/francos/liberales/cristinos, iban equipados con un chacó (sombrero de copa alta) en la cabeza, una gran cartuchera en bandolera y una mochila de piel de vaca. Doblaban y hasta triplicaban en número de soldados a los carlistas. Estaba compuesto en la gran mayoría de combatientes mediante la convocatoria de quintas o reemplazos, que se repartían entre las provincias, mozos solteros preferiblemente entre 18 y 40 años. A medida que avanzaba el conflicto, el gobierno se vio obligado a crear milicias, compañías en la defensa de los pueblos y ciudades, pero ante la falta de voluntarios, el gobierno tuvo que realizar reclutamientos forzosos.
Las Tropas Gubernamentales o “Isabelinos”
Museo San Telmo (San Sebastián)
En cuanto a los carlistas, también llamados facciosos/ rebeldes/ canalla, usaban un equipo más exiguo y barato más adecuado para ese tipo de guerra. Una boina como cubrecabezas blanca o azul, la boina roja como distintivo fue posterior, una canana o cartuchera de cuero con tapa y un zurrón. Es interesante conocer las causas que motivaron a estos hombres a combatir en aquella guerra. Había quienes simpatizaban abiertamente con la causa del pretendiente, ya por una profunda religiosidad o por haber sido perjudicados en cierta manera con el nuevo régimen, los había entre las filas rebeldes quienes andaban en busca de aventuras y/o defender un ideal y también muchos jornaleros pobres que buscaban entre las fuerzas rebeldes una forma de sobrevivir. Aunque la causa principal, según muchos testimonios de la época, fue la venganza y la humillación. Se sabe que las tropas del gobierno muy a menudo causaban desmanes y estragos en las poblaciones y villas donde sospechaban o intuían que había simpatizantes con el pretendiente. Hubo destierros, represalias, robos, saqueos y hasta asesinatos. En ocasiones mientras cometían estos desmanes cantaban la canción del “Trágala”. Todo ello junto sumado a la ejecución de prisioneros y represalias a sus familiares, hizo aumentar de manera considerable el apoyo a la rebelión.
Partida del Cura Santacruz, Vera de Bidasoa (Navarra)
Al iniciarse la guerra, el mayor problema de los carlistas fue el de conseguir armamento y suministros para sus voluntarios. Su principal fuente fue el propio ejército liberal a base de asaltar convoyes aparte del contrabando que existía con Francia.
En la zona de Valencia y Castellón empezaron a crearse partidas de rebeldes carlistas por las zonas de Utiel, Tortosa, Ademuz, Teruel, Requena, Chelva…, organizados por Ramón Cabrera, de un número variable y en ocasiones bastante considerable de hasta mil quinientos infantes y doscientos caballos. La creación de estas partidas tenía el fin de dispersar y dividir las tropas del ejército gubernamental de los frentes de Navarra y País Vasco y de paso extender el conflicto a todo el país y lograr el levantamiento popular en los pueblos y comarcas por donde actuaban. La actividad de estas partidas se centraba en practicar el bandolerismo puro y duro, no tenían otra opción que la de sobrevivir en guerrillas ocultos en los montes bajando muchísimas veces a los pueblos en busca de provisiones, robadas a la fuerza la mayor parte de las veces, y, en ocasiones, secuestrando a gente notable para pedir rescate. Y hay constancia de que en muchas de aquellas partidas habían frailes, curas y vicarios de los pueblos cercanos e incluso había algunas de las que eran cabecillas.
(Antonio J. Cavanilles, 1795)
El ejército gubernamental reprimió de manera brutal y despiadada el levantamiento carlista llegando a fusilar a los carlistas que tomaban presos, tal fue así que llegaron incluso a fusilar a la propia madre de Cabrera, prisionera de los isabelinos cerca de año y medio, lo que provocó la furia de los carlistas. Fue una guerra muy cruel.
Las noticias de los movimientos de las tropas y sucesos nos la proporcionan las gacetas y periódicos de la época, (El Corresponsal, El Correo nacional, Eco del comercio, Gaceta de Madrid, El Atlante…) en ellas aparecen los partes de guerra de las capitanías de Segorbe, Líria y Murviedro (Sagunto), que son como un auténtico diario de guerra, y muchas veces con el sesgo liberal hablando con desprecio de los facciosos carlistas como la chusma, la canalla, escoria etc…(obviamente eran medios del gobierno) aunque es la única fuente disponible que nos permite conocer in situ lo que sucedía en aquellos años.
El modo en que, generalmente, las partidas de carlistas practicaban las incursiones o razzias a los pueblos, era enviar una avanzadilla de dos o tres hombres vestidos de civiles y con las armas ocultas para otear los alrededores del pueblo y comprobar que no había tropas del gobierno. Posteriormente apostaban centinelas en los caminos de acceso para vigilar a cierta distancia. Las incursiones a los pueblos solían ser rápidas y efectivas. Conocían exactamente donde atacar, las casas de los alcaldes y regidores y de las personas más ricas e influyentes del pueblo. Los ataques solían ser violentos para atemorizar a los habitantes y evitar que ofrecieran resistencia al saqueo. La mayoría de ellos carecía de milicias locales, armas ni defensas, por lo que no tenían más opción que rendirse. Se dieron casos de alcaldes y regidores apaleados, secuestrados e incluso fusilados.
He aquí varios ejemplos de cómo se las gastaban, varios sucesos recopilados en los alrededores de Valencia: En Bétera en la noche del 8 de febrero de 1837 cuatro enmascarados se presentaron ante el alcalde y le ordenaron les entregase 4000 duros para las partidas de Luna y del fraile Esperanza, el alcalde intentó oponerse pero al final tuvo que acompañarlos a recoger 2600 duros. En Xátiva el 7 de noviembre se presentó la partida de Tallada exigió 63.000 reales siendo asesinado su secretario al oponerse a recaudar semejante suma. El propio Cabrera pidió 10.000 reales a Godella amenazando con quemarla. En Obón (Teruel) secuestraron al alcalde y se pidieron 12,5 onzas de oro por su rescate. En Cervera del Maestre los rebeldes se llevaron a tres pudientes y al alcalde por no haber afrontado el pueblo los 10.000 reales que les exigían….
Para luchar contra estas partidas diseminadas por numerosos pueblos, el gobierno creó a la vez otras partidas de entre 30 o 50 hombres destinadas a su caza y exterminio. Era el modo más eficaz y único para hacerles frente. Se inició pues una contienda de guerrillas y contraguerrillas.
LOS LOBOS DE LA CALDERONA
El pueblo de Gátova no salió indemne a esta guerra, al ser zona de paso entre Llíria Murviedro (Sagunto) y Segorbe, y allí también se creó una partida carlista, aún en fechas tardías (Octubre de 1838), cuando la guerra ya llevaba cinco años asolando la península. La organizó un hombre nacido en Gátova llamado Barba. Se desconoce si era el apellido real o sólo un mote. Muy probablemente se trataba del segundo apellido. Su nombre era José Sierra. De profesión labrador. Aunque otros medios indican que era pastor. (El Castellano, viernes 14 diciembre 1838). En todo caso debería conocer los montes de Gátova y alrededores al milímetro. Tampoco se sabe a ciencia cierta si era un ex miembro de otra partida, un agricultor empobrecido y exageradamente resentido o quizás un aventurero que quería emular a las formidables y terribles partidas que hacía tiempo campaban en Segorbe y alrededores como las de Forcadell, Viscarro y Cabrera. En todo caso debió tener formación militar. Se sabe que a principios del mes de Octubre de 1838 reunió de 15 a 20 hombres del pueblo. Al principio no dispuso de uniformes y el único distintivo militar era la boina blanca que a todos servía de tocado y que había preparado clandestinamente el sastre del pueblo. Es más que probable que el armamento y algunos caballos fueran suministrados por la partida de Viscarro (Juan Bautista Viscarro Esteller) con la que tenía cierto contacto. Los primeros pasos de la partida de Barba, como así se le comenzaba a llamar, ya desde su creación se hizo eco en los medios, y fue muy muy temida.
Ya el 15 de Octubre se cuenta:
En Gátova se está organizando una partida facciosa y si no se acude con tiempo a su extinción en muy breve aniquilará los pueblos de su circunferencia y podrá descender de la sierra hasta incomodar a la huerta de Valencia. ¿No tenemos cuatro compañías francas en el campo de Líria y Segorbe? ¿Por qué no se destina una de ellas o dos en persecución de esta canalla? Mucho convendrá, y de no hacerlo no se tardará mucho en sentir los malos efectos que producirá tal abandono.
Barba y su partida ya se estaban preparando para la acción. Al mismo tiempo que una partida de Viscarro de 100 hombres recorría los pueblos de Olocau, Marines y Gátova, habiendo estado antes en los de Serra y Náquera y sacando en todos buena porción de raciones y dinero, siendo perseguida posteriormente por la guarnición de Líria, la partida de Gátova se hallaba ese día en Ayora cosiendo gorras y otras prendas de uniforme, y prosigue el mismo diario: …Llamamos la atención de la autoridad militar de la provincia y de los Sres gobernadores de Murviedro y Segorbe, para que con frecuencia destaquen fuerzas a perseguir á esta partida naciente, antes que se organice y pueda estacionarse en la sierra de Gátova, desde donde pondría en contribución á muchos pueblos de la huerta. (El guardia nacional. Barcelona. 24/10/ 1838.
Otros medios como el El diario Mercantil de Valencia a fecha del 27 de Octubre es más optimista respecto a la partida de Barba que al parecer llegó pronto a oídos del gobernador de Líria que organizó una batida con la compañía franca de Truquet (Antonio Truquet) para ir a la caza de los gatoveros facciosos y la hizo huir en desbandada, así lo cuenta:
En Gátova se ha levantado una partida facciosa de 15 á 20 hombres. Han principiado por asesinar dos Nacionales, robar, y en fin cometer toda clase de excesos. Creo no prosperará; pues anoche el señor gefe de la brigada de la Ribera destacó la segunda compañía de la fuerza de Truquet en persecución, y estoy seguro que han de dejar el terreno ó espiar sus crímenes.
Otro parte de guerra, esta vez del comandante de Líria, cuenta como la partida de Gátova pasó el río de Segorbe perseguida por la sección liberal de Soneja y se refugió en Aín. Fue en esos momentos cuando Barba pareció darse perfecta cuenta de que necesitaba urgentemente un buen refugio para esconderse y organizar un campamento base, y como buen conocedor de los montes que era, consideró que no había mejor lugar que los pinares de Portaceli. Al mismo tiempo necesitaba incrementar sus tropas para hacer frente a las partidas gubernamentales que iban a su caza así como reunir la mayor cantidad de alimentos para abastecerse.
A fecha de 5 de noviembre en el Eco del comercio (10 de noviembre 1838) aparece la siguiente noticia:
La partida facciosa de Gátova estuvo ayer en dicho pueblo, como también en Olocau, Marines, Serra y Náquera llevándose por fuerza todos los mozos, y hasta muchachos de doce años, según avisa e comandante militar de Líria en oficio esta mañana.
Así lo recogieron los medios, Noticias de Valencia. Murviedro 15 de Noviembre:
Aquí vivimos con cuidado, pues la nueva partida de Gátova, abrigada en las asperezas de la Calderona, recorre y pone en contribución los pueblecillos de su falda y extiende sus correrías hasta el camino real de Valencia. Ayer se hallaba en Manises donde exigió 250 cahíces de cal, sin contar las raciones de toda especie que saca sin cesar de Olocau, Gátova y demás pueblos de la Calderona.
La cal es uno de los materiales que se usaba para la construcción y preparación de morteros o mezclas de albañilería para unir los materiales con los que se construyen, muros cimientos y losas. Es evidente que Barba preparaba su campamento en las asperezas de la sierra Calderona. La sierra es enorme e imposible de abarcar para las tropas del gobierno, por eso la facción de Gátova fue tan temida. Hay innumerables cuevas donde ocultarse y resguardar las armas y la pólvora, aparte de que los campamentos solían ser simplemente chozos hechos de ramas con las cortezas de alcornoque de suelo.
Sierra Calderona
También disponían de varios pueblos que, en mayor o menor medida estaban fortificados, donde poder resguardarse con cierta seguridad como son el caso de Alcublas, Calles y Chelva donde dominaban las imponentes facciones de Viscarro, Cabrera y Forcadell.
Ya entonces la facción de Barba empezaba a organizar su pequeño ejército aún a base de amenazas para que se unieran a él. Se sabe que por aquellos días había entrado en el pueblo de Olocau llevándose con él un rebaño de ovejas para alimentar al pequeño ejército que estaba creando.
Más explícitas aún son las siguientes noticias:
Las facciones de Forcadell y Viscarro siguen por las inmediaciones de Segorbe cometiendo los excesos de costumbre. La de Gátova se halla en los pinares de Portaceli y su jefe ha oficiado a los pueblos de Serra, Naquera, Moncada y otros, para que les presenten una lista de mozos de los mismos con expresión de la edad y circunstancias, si son hijos de viuda y padres sexagenarios, amenazando con bajar una noche y quemar dichos pueblos si no cumpliesen la orden, e imponiendo doscientos reales de multa por cada hora que tarden en remitir dichos estados…
…No se sabe el mal que puede causar esta facción si se le deja crecer, pues el menor de todos será interrumpir con frecuencia esta plaza y esa capital. Bueno sería que se destinasen y creasen algunas partidas volantes a quienes sería fácil destruir esta canalla en su origen antes que crezca o sea imposible desalojarla de las asperezas donde se abriga.
(El Atlante. Murviedro. 17 de Noviembre 1838)
La partida de Gátova no tenía miedo y su valentía rayaba en la temeridad. No le importaba la proximidad de los ejércitos gubernamentales en Llíria y Murviedro ( Sagunto) para sus particulares cacerías en la zona. De esto se hacía eco incluso los medios de la época:
Ayer estuvo la facción de Barba cobrando la contribución en Náquera ¿Podrá darse mayor desfachatez? ¿A tres horas de esta plaza, donde se hallaba una división, y casi igual distancia de esa capital? Tal es la confianza que tienen en sus buenos espías, que les avisan con antelación cualquier movimiento que hicieran nuestras tropas para ir en su busca.
Eco del Comercio. Domingo 25 de noviembre de 1838.
El mismo diario recoge las correrías de Barba y su tropa los días anteriores, como ya se mencionó recoge los partes de guerra de los informadores de las tropas gubernamentales… La facción de Gátova continúa campeando por sus guaridas. Anteanoche estuvo Barba en Gátova, y por la mañana siguiente marcharon hasta Marines llevándose presas dos mugeres. De allí pasó a Azuebar donde se detuvo muy poco, y sacando raciones para la canalla, ha vuelto hacia el pinar de Portaceli.
También se menciona muy claramente la personalidad anárquica de Barba y su tropa. No seguían prácticamente ninguna orden de las partidas más poderosas que mandaban por la zona, iban a su aire, colándose por donde querían, cobrando contribución donde y cuando les convenía, con la guerra como pretexto. Como un pequeño ejército de bandoleros vestidos de uniforme campando a sus anchas y su campamento base oculto en la espesura del bosque de Portaceli…
La facción de Barba ha recorrido hoy los pueblos de la Baronia. Esta campa sola por donde le da gana, y no depende más que de su voluntad.
Días pasados estuvo en Estivella, y en el discurso de tres horas se llevó a todos los mozos; cuya medida desaprobó un teniente coronel de la facción de Viscarro, diciendo que no tenía facultades para ello; y sea por esto ó por las amenazas que hizo este señor gobernador a los padres de los mozos que llevó el dicho cabecilla Barba, esta es la hora que todos abandonaron aquella horda, y se hallan ya en sus casas.
Los ataques de la partida de Barba salían casi a diario en los periódicos, en las comandancias llovían continuamente los partes de guerra de Segorbe, Líria y Murviedro. Eran innumerables las quejas de los mandos que se veían incapaces de frenarlos. El acoso de la partida de Barba interrumpía las comunicaciones entre las capitales. Era imparable.
El comandante militar de Liria en parte de ayer (16 noviembre) dice que la partida de Gátova estuvo antesdeayer en Marines, y por la tarde salió hacia Oila buscando algunos desertores, pues la mayor parte de los que componen aquella gavilla van forzados.
El rebelde aduanero de Viscarro, Barba, está continuamente talando y sacrificando los pueblos del barranco y parte del río de Segorbe; no me cabe ninguna duda que si la autoridad superior diese órden y facultad a los gefes que operan en este partido y fuerte (Líria) haciendo éstos lo que de su parte les corresponde, nos daría un día de gloria, cuando menos se lo pensaría este nuevo pirata de los montes de Gátova. En la presente ha hecho un pedido de 200 cahices de cal a todos los pueblos del barranco, y dicen que son para reponer el castillito de Marines.
El correo Nacional, 21 noviembre. Líria a fecha 14 noviembre.
El mismo diario en la sección de Murviedro (Sagunto). Partes de comandancia.
La partida de Barba ocupa de continuo el camino de Segorbe en el barranco de Argenes, y por consiguiente lo tiene interceptado, de modo que no puede pasar comunicación alguna. Si en sus principios se hubiera perseguido con tenacidad y no se le dejara organizar no causaria los daños que son consiguientes. Se hace indispensable se organize otra partida para que con unión a la de Mañez y de Arnau la persigan de modo que no se atreva a pisar tan impunemente expresado camino y de no hacerlo así tendremos que estar incomunicados con Segorbe. Ayer noche interceptaron los pliegos que subieron de ésta y si no se escarmientan los que acostumbran bajar por la Calderona a Puzol nos sucederá otro tanto con Valencia.
Las correrías de Barba llegaban hasta lugares apartados a dar los golpes para después guarnecerse en la sierra, es particularmente llamativa la siguiente noticia publicada en el Eco del comercio el 21 de noviembre de 1838. (Fechado el 15 de noviembre) tildándolos de lobos:
La partida de Gátova hace de las suyas y últimamente ha pedido a Cheste, según parece, una contribución de 12.000 y tantos reales por razón de subsistencia de las tropas rebeldes, con la amenaza de llevarse todas las mulas de aquel pueblo.
Así hacen la guerra esos ladrones, y esos son los que quieren les guardemos miramientos. Represalias y más represalias, pues se ve ya por experiencia es el medio único de contener á esos lobos.
Las siguientes noticias, siguiendo el orden cronológico de los hechos, nos cuentan que la partida franca de Truquet se ocupa en la persecución de la gavilla de Gátova.
Un día más tarde a fecha de 22 de noviembre se produce un ataque a Bétera. El correo Nacional. 2 de diciembre 1838.
Esta noche una partida de 100 hombres de Arnau , según otros la de Gátova, entre infantería y caballería ha sorprendido a Bétera; afortunadamente el ayuntamiento se escondió pero se echaron en algunas casas, robaron y destrozaron, llevándose luego al alcalde Ferrer, y a dos ó tres más y a uno de esa ciudad que por casualidad se hallaba en dicho pueblo. Llegará el caso de no poder salir puertas afuera.
La partida gubernamental de Soneja comandadas por Arnau (Tomás Arnau) fue la verdadera pesadilla para la tropa de Barba. Era el único medio del gobierno para enfrentarse a estos guerrilleros monteses de Gátova. Una cacería y un acoso incesante para lograr neutralizarlos. A fechas del 23 de noviembre nos llegan noticias de que la partida de Soneja había hecho huir a la partida de Barba y le ha cogido algunas armas y efectos;…pero esto de nada sirve mientras no se multipliquen las partidas. (Diario Mercantil de Valencia, 23 noviembre)
Días posteriores tuvieron un encuentro en Marines. Barba y su tropa, cansados de huir, decidieron plantar cara a la partida de Arnau resguardándose entre las rocas y los árboles y abriendo fuego contra la partida de Soneja que les pisaba los talones. El comandante Arnau, lejos de dar un paso atrás, decidió ir a por todas llegando incluso a lanzarles una carga a la bayoneta…
27 de noviembre.
Ayer se logró alcanzar en las inmediaciones de Marines a la partida facciosa de Gátova por las compañías de Viver y Soneja. No dejaron de resistirse aquellos bandidos en sus posiciones ventajosas, pero al fin despreciando su fuego, y cargándoles a la bayoneta huyeron precipitadamente, dispersándose en pequeños grupos de cinco y seis individuos, de los cuales no dejaron de retirarse a sus casas, pues la mayor parte son forzados y deseaban una ocasión como esta para dejar a su cabecilla Barba.
No se determina la pérdida que tuvieron los enemigos porque la fragosidad de aquel terreno impide saberlo; de nuestra parte fue herido un soldado de la compañía de Soneja.
Eco del comercio, 6 de diciembre 1838.
Pero llegó un día en que todo iba a cambiar…
El 2 de diciembre 25 hombres de la partida de Barba estaban en las inmediaciones de Chóvar. Las nubes rojizas del atardecer del día anterior quizás fueran un triste presagio de lo que estaba por venir y que ninguno de los hombres esperaba… El gobernador militar de Segorbe, Vicente Montero de Espinosa, se dio perfecta cuenta de que la única manera de acabar con “estos lobos” era tender una trampa tan perfecta que les fuera imposible escapar de ella. Al tener notícias de que la partida de Barba estaba en Chóvar, mediante un confidente (espía) vestido de labrador supo el lugar por donde habían llegado al pueblo y supuso que sería el mismo sitio por donde se irían en caso de huida precipitada. Así que puso manos a la obra. Hizo llegar un correo a Chóvar en el que comunicaba que no podía mandarles tropas, a sabiendas de que Barba lo leería. Al mismo tiempo reunió tropas de Sot y Soneja y las hizo dar un gran rodeo (¡de hasta 8 horas!) para que los centinelas de Barba no pudieran verles acercarse. Apostó las tropas de Sot en una corraliza junto al camino que llevaba a Eslida para cortarles el paso mientras la tropa de Soneja irrumpía en Chóvar por el lado contrario. Y pasó lo que tenía que pasar. He aquí el testimonio del artífice de aquella impecable emboscada…:
Cazadores de Soneja. M.I.S. En cumplimiento de la orden verbal que recibí de V.S salí de esta plaza al anochecer del día de ayer con la fuerza de mi compañía y una porción de la sección volante de Sot al mando de don Miguel Mundo, y después de ocho horas de rodeos, para no ser sentidos de las atalayas que acostumbra á poner el enemigo, logré situarme sin ser visto en una corraliza distante un cuarto de hora de la villa de Chova, en donde por un confidente enviado anticipadamente á la misma, tuve noticia de que el cabecilla Barba con una gavilla de 25 hombres había pasado por allí á las nueve de la propia noche, pero que se le esperaba para antes de las doce de este día, con lo cual, habiéndole mandado regresar con la órden de avisarme las demas noticias que adquiriera, y manteniendo emboscada la fuerza en el expresado punto, serían las siete y media volvió dicho confidente con la nueva de hallarse ya en la población el expresado cabecilla.
En su vista, previendo por una parte que los rebeldes debían buscar su retirada por el camino que guía á Eslida, y por otra que podía atacarles impidiéndoles su escape por mitades con la fuerza de mi mando; habiéndolo dispuesto así, tomó la una á la orden de don Miguel Mundo el expresado camino de Eslida, e internándome yo con la otra en el pueblo, habiéndoles desalojado, huyendo de él con la mayor cobardía, conseguí envolverles entre las dos mitades en que se hallaba distribuida la fuerza, y menos tres de los rebeldes, á quienes yo mismo vi escaparse, los demás han quedado muertos en el campo, entre éstos el sanguinario cabecilla, un oficial mandado por Forcadell para organizarles, y otro con cartas de pago contra varios pueblos, cinco de ellos prisioneros, y habiéndole aprehendido diez y siete armas de fuego con varios papeles y efectos, con lo cual ha quedado exterminada la facción de la sierra de Gátova, que por su posición y ser naturales del terreno sus satélites, desde su origen tenía entorpecida la comunicación de las capitales con esta ciudad, y haciendo temer con fundamento que dentro de poco no estarían seguros los pueblos de la huerta de Valencia….
Segorbe 2 de diciembre, a las doce de la noche. Vicente Montero de Espinosa.
En las publicaciones de los periódicos en los días posteriores dieron más detalles acerca de esta emboscada. 13 muertos en la refriega… incluso el cabecilla y dos oficiales más de Forcadell, que por casualidad estaban reunidos con Sierra (Barba); cinco quedaron prisioneros por la generosidad del comandante Arnau, cuya clemencia impetraron en el acto, manifestando que hacía poco tiempo habían sido estraídos á la fuerza del hogar paterno; fusiles, cananas, municiones y cuantos andrajosos ropajes llevaba esta faccion, todo fue conducido en la misma tarde á esta plaza, juntamente con los prisioneros…
La noticia de la destrucción de aquella “horda de forajidos de Gátova” y la muerte de su cabecilla Barba corrió como la pólvora en los medios y en Segorbe se celebró con tal júbilo y algarabía como si hubieran dado muerte al mismísimo general Cabrera. Así lo cuenta el Diario constitucional de Palma. 16 de diciembre de 1838:
En el mismo día de hoy y en su lugar van los detalles de la destrucción de la gavilla de Gátova, que nos ha remitido nuestro corresponsal de Segorbe.
Añade a ellos la alegría y satisfacción con que ha sido celebrado este importante suceso en aquella ciudad, y las demostraciones de gratitud y festejos con que sus habitantes honran a aquel gobernador militar don Vicente Montero de Espinosa, cuyo acierto y prudencia combinaron la sorpresa y la realizaron con feliz éxito. Diósele una serenata como igualmente á la partida de Soneja, resonando vivas cordiales y repetidas a nuestra augusta Reina, a la constitución, al citado gobernador y a la valiente compañía que destruyó aquel padrastro que amenazaba males de consecuencia. Nosotros no podemos menos que unir nuestros votos á los del vecindario de Segorbe y dar las gracias más cumplidas tanto al dicho gobernador Montero de Espinosa como a los bravos de Soneja, a cuya actividad y celo debemos el no ver interrumpidas las comunicaciones entre Murviedro y esta capital, y quedar libres los pueblos de este lado de la Calderona de las tropelías de los bandidos. Sirva esto de ejemplo y estímulo a los demás.


A 15 minutos exactos andando desde Chóvar hacia Eslida, en este camino que se abre en la curva, fue el lugar donde emboscaron a la partida carlista de Gátova
Mientras el cuerpo sin vida de Barba, con ambas piernas atravesadas de un balazo, era arrojado a un barranco al norte de Chóvar, es de imaginar el amargo regreso de los tres supervivientes de la partida de Gátova. Tristes y abatidos con todos sus compañeros muertos, cinco hechos prisioneros y sin su jefe, su guía, estaban completamente devastados. Cuando comunicaron la muerte de Barba y de sus compañeros al resto de la partida que aguardaba en el bosque de Portaceli, la desolación fue tremenda. Ya no había esperanza alguna. Hubo lágrimas, lamentos, hubo riñas, unos querían seguir y otros rendirse. Ya no había ningún ánimo de luchar, no había ningún líder, Barba era para ellos insustituible. Estaban solos y perdidos. Ya no vieron opciones…así lo cuentan los diarios de la época:
Líria 13 de diciembre
Hoy se han remitido a esa capital por este comandante de armas 17 facciosos presentados de la extinguida partida de Gátova, y no hace muchos días que también se enviaron 11 mas de la misma partida y de los batallones de Cabrera. Esto prueba que no hay en la chusma una constancia ni una voluntad decidida en seguir la rebelión, pues asi que tienen un pequeño descalabro se separan infinitos de sus desarregladas filas acudiendo al recurso del indulto…( Eco del comercio, 19 diciembre 1838)
Uno que otro de la partida deshecha de Gátova, se presenta al indulto, de suerte que hasta las últimas reliquias de aquella gavilla han sido aniquiladas. ¡Ojalá se hiciese del mismo modo con las demás que infestan el país! (Diario Mercantil, 23 de diciembre)
Quizás nuestros abuelos de Gátova escucharon alguna vez la historia de Barba que contaban los más ancianos, tal vez creyeron que sólo era un cuento, una leyenda, como todas exagerada y magnificada. Y quizás en la Calderona aún queden restos de lo que un día fue su campamento.
Los pueblos de alrededor de la sierra al fin pudieron librarse de esta temida partida y respirar tranquilos, aunque todavía miraban con ojos temerosos el bosque que les rodeaba, y huían corriendo a sus casas y atrancaban las puertas cuando oían cualquier ruido extraño en las asperezas de las montañas. El recuerdo de Barba aún estaba muy presente.
Parecía que todo había acabado… Eso parecía…
Gustavo Martínez Sánchez – Gátova, 22/12/2022.
(Montaje de texto y fotos by Rafael Martínez Ángeles – Marzo, 2023)